La Mujer de la
Curva
Los
habitantes del pueblo tenían la creencia de no viajar de noche, pues temían que
les apareciera la Mujer de la Curva. La gente decía que el espectro se manifestaba
a aquellos conductores infieles, ebrios o cuatreros que cometían sus fechorías
en la zona, lanzándose de improvisto a sus vehículos haciéndoles perder el
control.
Cierta
noche de marzo tres músicos se dirigían al pueblo para amenizar la feria, cuando
de pronto en plena curva de la vieja carretera el copiloto le advierte al
chofer: “!Cuidado con esa mujer!”, el conductor bajó la velocidad deteniendo el
auto con pericia y acto seguido se bajaron rápidamente. Uno de ellos la llamaba
preguntando si había sufrido algún daño, otro ofreció llevarla al pueblo y el
tercero alumbraba a todas partes con su linterna escudriñando la oscuridad tratando
de encontrarla, en ese momento iluminó una lápida con nombre de mujer, éste
alertó a su compañeros de viaje de aquel impresionante hallazgo, los músicos
saltaron de asombro lanzando plegarias y oraciones a la noche, huyendo despavoridos
del lugar.
A la
mañana siguiente, contaron lo ocurrido a los pobladores, quienes le dijeron que
pocos habían vivido para contarlo. Entonces para evitar otro espeluznante encuentro
con aquella ánima en pena, emprendieron su viaje de regreso en plena luz del
día.
Y ahora yo como duermo?
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