Una Plegaria Desde su apartada habitación se oían murmullos y después una discusión, no lograba entender de qué se trataba, pero lo cierto es que no podía conciliar el sueño. Nuevamente se levantó muy molesto, dio un portazo y luego apagó las luces que extrañamente se encontraban encendidas. Gritando en el medio del patio decía: “!váyanse de mi casa!”. Despues de hacer lo mismo casi todas las noches, las discusiones y los murmullos cesaban. Llegó a pensar que eran ánimas penando en la casa colonial. En las últimas noches, oía pasos por todas partes, luego la discusión era más acalorada y para colmo se oía una extraña música. “No los aguanto más” se dijo, arrojó una jarra contra la pared, golpeó las puertas, salió de su habitación hecho una furia lanzando insultos y otra vez apagó las luces. Varias noches después, el grupo de teatro se reunió en el patio donde se encontraba el escenario, esta vez no fue para ensayar, sino...
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