Flores Rebeldes
(In Memoriam)
Vicente Pereda F.
REINA DE PIEL DESNUDA
A María Lionza
Reina de piel desnuda,
Con olor a montaña y selva húmeda,
Omnipotente, gigante
Y llena de fe,
Coronada de esperanzas.
Madre mía, lucero de occidente
Que guías los pasos perdidos
Que nunca supe dar;
Camino de juncos, calas y frutas
Que llenas de rocío.
Mariposas del sol de ocaso,
Puente inmenso prendido
Del cielo, que recorro descalzo,
Respirando tu capa bañada de estrellas.
Oración de mano divina
Fuego y aire de reveladores
Secretos, que solo tú,
Diosa montada, conoces.
¡Gloria a la sangre de tu sangre,
A hermanos de mi tierra
Derramadas por lanzas ajenas
Batalladas por libertad!
Así vives, Diosa del agua
Para ser mí escudo, refugio y victoria.
APACUANA
Soy la lanza rebelde de mi tierra virgen,
Ensangrentada por el vil enemigo
Que cabalga sobre el mar bravío
Y entre las selva se hace paso,
Cargados de furia destructora
Desatando su ira y pólvora
Contra los hijos de mis hijos
La pachamama es nuestra
Y las manos que la aran
Ahora son puños que la luchan:
¡Libre de yelmos y espadas,
Asesinos de mi estirpe!
Yo soy la flecha rebelde,
Ahora el cacique de mi tribu, aquel,
Que orgulloso murió por ella y su linaje
Yo soy la guerrera, escudo de los míos,
La flecha de los Mariche,
Yo soy Apacuana.
URQUÍA: LA DE LOS OJOS DE ÁGUILA
Por
tu vida Guicaipuro
Daré
mi sangre y mi linaje,
Invisto
a Baruta con el penacho
De
los caciques guerreros,
Con
el orgullo Aractoeques.
Brava
es nuestra sangre,
Ruge
mi fuerza Caribe.
Listas
están nuestras flechas, lanzas y macanas
Que
lucharán con el honor de nuestros ancestros,
Por
el nuevo sol que nos calienta,
Por
la tierra que es nuestra.
Grande
es nuestra dignidad,
Nunca
humillados, jamás doblegados,
No
somos cobardes
¡Resistamos
con la furia de ser libres!
LA LLAMARON ANA SOTO
Hija
del sol y la tierra,
Emparentada
con cujíes, tunas y cardonales,
Cacica
de los Guayónes, guerrera sagaz,
Corazón
de cardenal indómito, que voló
Como
alma de jaguar al cobijo insurgente.
Señora
de los ejércitos
De
coraza infranqueable,
Amuleto
de los oprimidos,
Heroína
del Barquisimeto,
Espanto
de los invasores.
Retumba
tu alma eterna en los crepúsculos
De
tu nación arawaka,
Como
tu eterno manifiesto enarbolado en batalla:
“Resistencia
y muerte al invasor”
MARÍA DE LOS ÁNGELES, EN LA
HOGUERA DE LA CRUZ DEL PERDÓN
Llegaron con un dios bueno,
Como el sol, que muere y renace,
Llegaron por el río que nombraron
suyo
Y con sogas de yerro, nuestras
manos
Levantaron sus casas.
La sangre indómita saltó por las
sabanas
Y su dios se alimentó de guerras.
La candela se comía las chozas
Esta sabana es nuestra, dijimos.
Con bestias y espadas erigieron
dos misiones,
Con dignidad resistimos
Hijo mío, lleva mi cuerpo a la
tierra
Y siémbrame para ser eco en la
memoria
De nuestra estirpe
MINEKO
IWASAKI, LA GEISHA DE KIOTO
I
Atrás quedó el mar,
Ahora mi mundo es de
Flores y sauces
II
Sirviendo el té,
Lecciones milenarias
Danzan en kioto.
III
Su rostro blanco,
Sonríen los campos de
arroz
En el ochaya*.
Del Japonés: Casa de
té
LILITH, EN LAS CUEVAS DEL MAR DE LOS
JUNCOS.
Siguen rugiendo las olas serenas del mar rojo,
Recordándome, incesante, mi partida sin retorno
De tu lado mezquino y dominante,
Al que no volveré jamás.
Creí que naciendo del mismo limo,
Gozaría de las mismas luces,
No siendo así, mis voces retumbaron
En contra de los designios divinos,
Y tus caprichos lujuriosos,
Eche a volar a las cuevas de mi libertad.
Tu, embriagado de ira, como rayos,
Lanzaste suplicas para que, arrodillada,
Retornara mansa ante ti;
Y tres ángeles vengadores
Hostigaron mi estela con míticas mentiras,
Vertiendo en mí destino
El castigo inexorable a mi irrevocable decisión:
¡Nunca sumisa a tus caprichos lujuriosos!
FRINÉ, PENSATIVA ANTE EL CONSEJO DEL
AREÓPAGO
Vilmente me encuentro ante ustedes,
Respetables jueces de Grecia,
Acusada por mi amante y defendida por otro,
En sus manos estoy y dispuesta a partir,
Aún a mi pesar, al reino de Hades.
Jamás he develado el secreto de los dioses,
Impiedad no cometida,
Ni he ostentado ser esposa fiel para
Concebir hijos de sangre legítima,
Solo mis cetrinas carnes me acusan
De adorar fielmente a Afrodita,
Que ojos mortales me comparan con ella,
Y si fiel mi estampa es a la hija de Zeus,
No soy yo culpable de su bendición
Derramada en mí toda.
Juzguen mi belleza, caprichos de los dioses,
Más no me condenen al tártaro
Por infundidas falacias.
EDITH PIAF
Un candil callejero me alumbró al llegar,
Pequeño gorrión,
Aires de guerras me arrullaron;
Mi ágape: leche y vino,
Un burdel como cuna y
Nanas que venden placer
Ampararon mi llanto.
Si las desdichas avanzaron hacia mí,
Con enhiestas melodías,
Yo, sembré la paz que no tuve
En las calles vagabundas.
Mis sábanas conocieron juramentos
Que se estremecieron al compás
De embriagados besos…
Y creí en el amor,
En un instante se ancló en mi pecho,
Como un barco en el viejo muelle
Esperé a que volviera,
Y nunca más quiso hacerlo;
Creí en él tercamente sin ya tenerlo.
DONCELLA DE ORLEANS, LA DE LAS BATALLAS
Soy la de hoguera,
La de espada en mano,
La de voz eterna
Dispuesta a la batalla.
Soy la campesina aquella,
Que devota y siempre fiel
A la justicia entre los hombres,
Oyó las voces divinas.
Forje a sangre y fuego
La retirada del invasor,
La coronación del primogénito,
Y así soñé libre mi bandera.
Soy la injuriada,
La condenada de los dominadores,
La bruja de los sacerdotes,
La muralla impenetrable
De los enemigos...
Yo soy Juana de Arco.
MATA HARI: HIJA DEL AMANECER
Sonroje mis labios,
Empolvé mi rostro,
Perfumé mis carnes,
Ataviada con mis
Sagrados vestidos,
Muy digna, como pupila
de la aurora
Camino al patíbulo;
A quienes tanto amé,
Me
condenan ahora.
-¡Preparen!
Al
compás de mis caderas danzarinas
Confesaste
tus sumariales secretos,
El
baile sensual que esconde mis añejos días,
Te
invitan al placer que solo yo
Puedo
bridarte en la bruma de mi otredad.
La
ciudad de las luces me oscurece ahora.
¡Apunten!
Europa arde en pólvora
y odio,
Yo en alegrías y
placeres...
En su belicosa y
desesperada ambición
Los cañones sucumben
ante mí.
Soy la confidente de
los enemigos,
La bailarina infiel,
El
Ojo de la Mañana
¡Fuego!
Yo
soy Mata Hari.
CLEOPATRA, AIRES DEL DESIERTO
De casta divina,
Antiguos conjuros y de
Ceremoniales ritos soy.
Reina de los desiertos y
La protegida por Aperet-Ast*…
Soy el simún que acaricia las pirámides
Y lame las ondas del Gran Verde.
Como dulce melodía de flautas,
Doblegué la voluntad
Del sangriento imperio.
Abracé el Áspid que me dio
La libertad, porque nunca
Esclava de mis enemigos, flor de loto.
Anpu** ahora me recibe
*Aperet-Ast: Nombre Egipcio de la Diosa Isis
**Anpu: Nombre Egipcio del Dios Anubis
MARÍA MAGDALENA,
DESDE LA ORILLA DEL MAR DE GALILEA,
ACARICIADA POR LA SERENA BRISA.
No soy la prostituta arrepentida,
Ni la pecadora redimida,
Ni la hereje endemoniada.
Soy la relegada, la difamada, la degradada…
Soy la privilegiada discípula, que conoció
Los cósmicos secretos que ninguno ha imaginado,
La escogida mujer que recibió
Los dones labio a labio por el rabí.
Ungió de perfumes mis carnes
En la noche marital,
Cuando nuestras almas,
Como luna se llenaron.
No hay secretos impuros, ni tabúes.
Soy la profeta condenada por soberbias voces,
Esas, que jamás podrán callar que
Soy la consorte del mesías y
En mi vientre se gestó nuestro credo:
Somos tres y uno,
El nuevo amanecer,
La nueva senda…
El santo grial.
ROSA DE LUXEMBURGO, SU VOZ DESDE EL FONDO
DEL RÍO
¿A qué le temen monarcas del mundo?
Miden la bruta fuerza con balas fratricidas
¿Le temen al germen que brota en las manos libres?
Esas manos desnudas hacen el mundo
Y se atreven a esclavizarlos en industrias.
Los muros y los barrotes no encierran
La mirada que apunta al futuro.
No callaré las banderas rojas
Que hondean en las trincheras de la concordia.
No declino por cobarde,
Combato con las picas que brindarán igualdad
MARILYN MONROE, DESNUDA EN SU ÚLTUMA NOCHE
DE AGOSTO.
Yo soy Norma Jeane,
La de los barbitúricos,
Alcohol en mis venas,
La codiciada estrella
Que ha preferido ser inmortal:
Las noches eternas brillas en mis ojos.
Yo soy la abandonada,
La de nómadas moradas
Y mercancía a mi pesar.
Yo soy Norma Jeane,
La del sino fatal,
Cuentos en celuloides…
La ilegítima amante
CIXI, EN LA CIUDAD PROHIBIDA
La ciudad se
vestía de blanco luto,
Y sesenta
flores
Viajan al
corazón de las púrpuras murallas.
Atravesé el
sagrado umbral,
Las aguas
doradas brillaron
En mis
súbditas plantas.
Las sedas y
el perfume cubrieron mi cuerpo,
El hijo del
cielo posó sus ojos en mí,
Caricias
sublimes…
Y la luz del
Rey Dios iluminó el trono.
Las riendas
de universo vibraron en mis manos,
Pero los
barbaros con mosquetes,
Y hambre de
volcanes,
Desvanecieron
los edictos de los dioses.
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